Por @marubrito
¿Qué estamos haciendo para acabar con los males que afectan a la sociedad?
El día de hoy leí una nota (como tantas de las que nos encontramos todos los días) que me causó molestia, frustración, enojo… no sé, emociones encontradas.
La nota comienza:
Antes de la instalación de parquímetros en Polanco, Alberto llegaba muy temprano, en las mañanas, para apartar lugares en la calle Aristóteles.
Hoy este franelero sigue madrugando, pero no para adueñarse de la calle, sino de la banqueta en la esquina de Aristóteles y Presidente Masaryk, donde cobra 30 pesos a los oficinistas que buscan evadir el pago del parquímetro y la multa de 489 pesos por rebasar el límite de tiempo, que es de tres horas, por 24 pesos.
Me pregunto, ¿dónde quedó la congruencia? ¿No se suponía que todos los vecinos y trabajadores de la zona reclamaban por la invasión de franeleros y se movilizaron para que los quitaran? Sí, también sé que muchos se manifestaron en contra de los parquímetros, porque esa no era la solución más viable o recomendable para algunos. Pero simplemente no se me hace lógico el hecho de protestar contra un mal, y al final… ¡recurrir a él de nuevo!
La nota continúa:
Juan Carlos (quien no quiso ser identificado con su apellido) es supervisor de Ecoparq, empresa que opera los parquímetros en Polanco y estimó que la evasión de los aparatos podría ser de hasta 50%.
…
Además de esto, otro problema es la transparencia. Mayté de las Rivas, coordinadora del Comité Ciudadano Chapultepec-Polanco, aseguró que la Autoridad del Espacio Público del Distrito Federal no ha informado sobre los ingresos generados por los parquímetros.
¿Y entonces? Si la brillante solución al problema de los franeleros era la instalación de parquímetros, ¿qué tienen que ocultar? Se supone que todo este asunto es legal, ¿no? ¿Por qué no rendir cuentas sobre los ingresos? Y una pregunta más: ¿por qué se sigue permitiendo la permanencia de los franeleros en estas calles?
En abril pasado, la Autoridad del Espacio Público reportó que en los tres primeros meses de actividad de los parquímetros se recaudaron tres millones de pesos, cifra que contrastó con los 13 millones de pesos que según el Instituto de Políticas para el Transporte y el Desarrollo (ITDP), por su siglas en inglés, se percibieron en ese mismo periodo.
¿Y en qué se invierte ese dinero? Creo que para el mantenimiento y mejoramiento de la zona, no ha sido. Total que hay incongruencias por todos lados. Pero lo que más me hace ruido, es el hecho de que la gente fomente esta ilegalidad. ¿De qué sirve que todos nos quejemos amargamente, saturemos el TL del Centro de Atención del Secretario de Seguridad Pública del DF para que los quiten, si de todas formas volvemos a ser parte de este círculo?
Hay que tener presente una cosa muy importante: Las reglas existen para que haya una convivencia sana, cordial, amable, responsable y saludable entre todos. De nada sirve violar los reglamentos si los afectados somos nosotros mismos. No toda la responsabilidad debe recaer en las autoridades, pues aunque están para servirnos, nosotros los ciudadanos somos los que les damos la pauta para actuar correcta o incorrectamente.
Es momento de dejar de culpar a alguien más por las acciones que nos afectan como comunidad. Si no actuamos en lo individual, difícilmente podremos lograr un cambio en lo colectivo. Pequeñas acciones como el no pagarle a un franelero, o no comprar piratería, o respetar las señales de tránsito, o recoger la basura en la calle realmente marcan la diferencia.
No basta sólo con hablar y quejarse, hace falta actuar, y sobre todo, de forma adecuada y congruente con lo que decimos.
Nota original (vía Publimetro): http://www.publimetro.com.mx/noticias/chilangos-evaden-parquimetros-pagando-a-franeleros/mlji!el3gfcCufCVJs/