Por @alexvillac
Ahora resulta que nos sentimos indignados por la colocación de la estatua del ex dictador Heydar Aliyev sobre Paseo de la Reforma, misma que fue donada por la embajada de Azerbaiyán en nuestro país además de unos cuantos millones de pesos que nadie sabe, hasta ahora, a donde fueron a parar.
Pero no debería sorprendernos que el gobierno venda el espacio público ni que los dictadores se perpetúen en nuestra sociedad en cualesquiera de sus formas.
Basta con revisar varios nombres de avenidas y calles a lo largo y ancho del país : Viaducto Miguel Alemán, Boulevard Adolfo López Mateos, Vía José López Portillo, Av. Carlos Salinas de Gortari e incluso una calle con el nombre del afamado Arturo Montiel.
También tenemos colonias con distinguidos nombres como Colonia Tomás Yarrington en Tamaulipas, que por cierto, los colonos de dicho lugar han buscado la manera de cambiarle el nombre pues Tomás se ha convertido en persona Non-Grata, y hasta un municipio en Oaxaca llamado Miahuatlán de Porfirio Díaz, el dictador mexicano más conocido.
No olvidemos que existen muchas calles y avenidas con el nombre de Benito Juárez y aquí en el Distrito Federal una de las delegaciones lleva, orgullosamente, su nombre y es que Juárez es otro de esos personajes que se ganó un buen lugar en la historia aunque no haya sido del todo merecido pues Juárez, entre otras cosas, también se quería perpetuar en el poder e incluso recurrió a fraudes electorales para ganar pues « México aún no estaba listo para la democracia ».
¿Por qué asombrarnos entonces por la colocación de otro dictador en la avenida más « bonita » de la Ciudad de México?
¿Será porque es extranjero y aquí somos muy patrióticos? No nos hemos quejado en tantos años de la denominada « dictadura perfecta » ¿Por qué hacerlo ahora? ¿Será porque no recibimos nada de Heydar… digamos una despensa, una tarjeta con dinero electrónico, un puesto en el gobierno, sólo por mencionar algunos?
En Canadá ya desmantelaron una estatua del ahora célebre personaje* sin que esto causara un problema diplomático como dicen las autoridades del Distrito Federal que pasaría aquí. A mí me suena que la causa para no quitar la estatua es otra.
¿Qué mensaje estaremos enviando al mundo? « Vengan a México, instalamos monumentos a quien sea, no importa si fueron dictadores o tiranos, si le alcanza, lo construímos ».
Habría sido mejor construirle un monumento a algún mexicano ejemplar, de cualquier ámbito, ¿Qué tal un monumento a Octavio Paz?
Si nos indignamos por uno, deberíamos indignarnos por todos, al final, lo que indigna no es el personaje sino lo que representa.
Seamos congruentes.
Ahí andamos.
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