Por @ElKeTuitea
Soy de esos ciudadanos que procura utilizar lo menos posible el coche para trasladarme de un punto a otro de la ciudad, y lo evito por varias razones: 1) El tráfico suele ser una pesadilla casi a cualquier hora, 2) Encontrar dónde estacionarse, una odisea 3) Pagar parquímetros o “viene-viene” me parece un gasto absurdo 4) No necesitamos mayor contaminación en esta ciudad.
Por esas razones y otras, evito ser un automovilista más y procuro convertirme en un peatón más. Sin embargo, al hacerlo, irremediablemente, y sin importar la zona por la que camino, encuentro basura tirada a mi paso. En todos lados, banquetas, jardineras e incluso a un lado de los mismos basureros. Definitivamente no tenemos un sistema efectivo de limpieza por parte del gobierno, y mucho menos, una cultura cívica que nos permita mantener nuestras calles limpias.
En general, el aire de esta ciudad ya está lo suficientemente contaminado, como para además, nosotros contribuir tirando basura y sufriendo males -entre otros- como irritación de ojos y garganta, “encharcamientos” en época de lluvias -o de no lluvias-. Además, desde luego, de la pésima imagen que damos a los turistas, pero peor aún, nos estamos volviendo “inmunes” a vivir entre basura. Ya no nos damos cuenta de lo sucias que están nuestras calles y nuestros parques. Caminamos entre basura de forma natural y sin darnos cuenta.
En lo personal, para bien o para mal, vivo junto a un estadio de fútbol ubicado en Ciudad de los Deportes, y sufro cada 15 días, tras los partidos, que mi calle y mi colonia, se convierta en un auténtico basurero. Donde, después y durante cada partido, la gente bebe en las calles y deja tiradas sus botellas de cerveza, orina en árboles y banquetas. Todo esto ante la complicidad de todo un “operativo” de seguridad, que sólo sirve para cerrar calles. Nada más. No veo a policías infraccionando por tirar basura, mucho menos por beber en la vía pública. No veo acción alguna por parte de la delegación, ni por parte del propio equipo anfitrión. Y esto, lamentablemente, no me sorprende.
Lo que me sorprende un poco más, es el “valemadrismo” de mis vecinos, quienes seguramente llevan años viviendo así, y, no les importa, o simplemente ya no se dan cuenta de lo que sucede. Y esto lo pongo sólo como ejemplo. Esto es sólo mi colonia, pero tú que me lees, has de saber que mi colonia, también es tu ciudad y que quizá alguna vez te toque transitar por ahí, de la misma forma en que yo transito por otras colonias.
¿Queremos una ciudad limpia? ¡Participemos! Barramos, al menos, nuestras banquetas. Levantemos la basura con la que “tropecemos”. No importa, si se ve mucho o poco, hagámoslo. Sumemos esfuerzos. Seamos auténticos ciudadanos. Ya sabemos que del gobierno no esperamos nada. Pero esta ciudad no es del gobierno, es tuya, y mi banqueta, es tu banqueta. Mi colonia, tu ciudad.
“¿Quieres que México cambie? Cambia tú. Sé el México que quieres.”